Chávez, el politico medíatico

Hace pocos días nos levantamos con la sorpresa de una posible relación entre el gobierno venezolano, las FARC y ETA. Tal asunto no es cierto, o al menos no hay pruebas que muestren lo contrario, pero por si las moscas España y Venezuela se apresuran a firmar un pacto antiterrorista que zanje el asunto. Mientras tanto el PP desenfunda su dedo acusador al gobierno por “bajarse los pantalones” en un acto diplomático que sellaba una escisión abierta sin argumentación por el juez Blasco, a la vez que, paradójicamente, su pólvora se moja si el gobierno sale en defensa del ex presidente Aznar por declaraciones de Hugo Chávez.

El presidente venezolano siempre se ha caracterizado por el uso populista y polémico de sus apariciones en los medios. Cabe recordar su inicio de discurso en la asamblea de la ONU: “ayer el diablo estuvo aquí, huele a azufre todavía”, “ yankees de mierda, váyanse al carajo cien veces” u otras tantas con su pueblo en la exaltación sentimentalista que maneja a la perfección. Siempre quedará en nuestro recuerdo aquella famosa frase del rey tantas veces repetida, y que para no aburrir con ella no citaré aquí de nuevo.

Entre tanta cortina de humo corrida por su figura mediatizada se le olvida tender de forma más firme la mano al pueblo que le refrendó en el poder, y no que a cada vez que note cosquillas discordantes suelte el labio y se encierre en su excusado ostracismo. Su pueblo va dando tumbos, borracho de necesidad, demandando progreso y apertura a la vez que se aferran al presidente que, con su ácida verborrea, les da la seguridad necesaria.

Lo cierto es que pecaría de orgullo sino reconociera que defendiendo lo suyo y en la venta mediática de su país no fuera efectivo. Su imagen siempre resulta beneficiada si sus dardos apuntan al capitalismo o hacia E.E U.U, y su ideología es transparente, lo discutible es su aplicabilidad.

 En resumen, juzguen ustedes mismos a este personaje del panorama político internacional, el debate estará abierto hasta mas allá del fin de su mandato.

Germán Repeto